Desde donde estoy

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No teníamos nada.

Espacios vacíos, ventanas, puertas y muchas ilusiones. Todavía nos faltan bombillos porque, bueno, hemos ido rellenando de lo que hemos necesitado. No imaginamos el esfuerzo que emplearíamos. Cruzar paredes con tornillos, pintarlas, disponer de servicios(luz, agua, cable, internet…) montar espejos, pintar cuadros de cartón porque no teníamos con qué poner uno de verdad. Reciclar, reusar.

Desde donde estoy puedo mirar el abanico de techo que no planeamos nunca. El mueble que compramos a un 5% de su valor original. Los muebles que han sido sofá y cama según la situación. Miro las flores que me has traído ayer sobre la mesa del comedor que hemos pagado a plazos. En la cocina asoma la nevera con la puerta ocupada por recuerdos: fotos, un calendario, magnetos de frutas y vegetales. Observo el balcón y sus cortinas casi transparentes y cómo el sol se mete a bañarlo todo de luz. Siempre quise una casa llena de luz.

Y te miro a ti. Pegado del computador creando tus cosas. Te descubro cada día cómo si fuera un nuevo sueño. Cierto que sólo hay que abrir los ojos para ver qué tanto uno tiene.

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